Ocho mitos y verdades de las enfermedades cardíacas


Las enfermedades cardíacas afectan más a los hombres que a las mujeres
Verdadero: hay una incidencia mayor en las etapas iniciales de la vida en los hombres, dado que las mujeres están protegidas por los estrógenos, propios de la etapa fértil. Sin embargo, se aclara que en la edad adulta se iguala la prevalencia.
Estas enfermedades solo afectan a personas mayores
Falso: aunque la prevalencia aumenta con la edad, las cardiopatías, lesiones valvulares y cardiomiopatías pueden presentarse en cualquier momento de la vida.
Las personas que hacen ejercicio tienen menos riesgo de enfermedades cardíacas
Verdadero: realizar ejercicio es beneficioso para la salud y reduce este riesgo. Sin embargo, antes de realizar ejercicio se requiere tener una valoración cardiológica que permita identificar o descartar enfermedades que pueden ser inducidas por el ejercicio, como las arritmias.
Si no tengo síntomas, estoy completamente saludable
Falso: enfermedades como la arterioesclerótica, la hipertensión y la dislipidemias son asintomáticas hasta llegar a sus fases agudas. Por esto, se recomiendan chequeos médicos preventivos, hábitos saludables y, en caso de tener antecedentes familiares, controlar los posibles padecimientos.
Si tengo historial de enfermedades cardíacas, tengo riesgo de padecerlas
Verdadero: La genética afecta en gran medida en la incidencia. Sin embargo, pueden tomarse medidas preventivas.
Si tengo dolor en el pecho, puedo tener un infarto
Falso: No todo dolor de pecho es infarto, hay otras causas musculares, musculo esqueléticas, pulmonares, neurológicas, del pericardio o de la pleura, entre otras. La única manera de identificar el motivo es acudir al médico. Si la causa es cardíaca, se debe atender a la persona lo más rápido posible.
Si tengo un susto, puedo tener un infarto
Verdadero: En casos extremos, en los que el susto o la sensación de dolor es muy fuerte, pueden presentarse infartos.
Es dañino tomar los medicamentos para el cuidado del corazón
Falso: Los medicamentos son protectores y reducen los riesgos. El daño viene de la enfermedad.
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