Conoce qué le pasa al cerebro cuando sufre un ataque cerebrovascular

Cuanto más tiempo pase, más neuronas se irán afectando; de allí la importancia de ir pronto a un servicio de salud.

Cheryl Jiménez, neuróloga de la Clínica Universidad de La Sabana, explica que un ataque cerebrovascular (ACV) se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro es obstruido por un trombo (coagulo de sangre). Esto causa una disminución en el flujo de sangre y en la oxigenación del área del cerebro que depende de este vaso sanguíneo, lo cual produce una isquemia en el tejido cerebral y, por ende, manifestaciones clínicas específicas, dependiendo del área afectada:

  • Déficit motor: dificultad para mover un lado del cuerpo, desviación de la comisura de la boca o limitación para caminar.
  • Déficit del lenguaje: dificultad para hablar o imposibilidad para emitir palabras o para comprender lo que se le está diciendo.
  • Déficit visual: pérdida súbita (es decir, aguda) de la visión por una parte del campo visual o, incluso, en la visión de un ojo.
  • Déficit de la circulación posterior: vértigo, mareo y desmayo repentino. Estos son síntomas raros y pueden estar presentes en otras enfermedades por lo cual se requiere de la revisión de un médico.

Al generarse esa obstrucción y si no es rápidamente liberado el vaso sanguíneo del trombo, empieza a morir el tejido cerebral afectado, por ende, “tiempo es cerebro”. Cuanto más tiempo pase, más neuronas se irán afectando; de allí la importancia de ir pronto a un servicio de salud.

Se dispone de 4,5 horas para realiza un tratamiento óptimo, como una trombosis intravenosa (inyectar en a vena una sustancia que destruya el coágulo), y de hasta seis horas para hacer una trombólisis intraarterial o una trombectomía mecánica (procedimientos que se realizan de forma invasiva por medio de angiografía cerebral) para recuperar el flujo sanguíneo cerebral, disminuir la muerte neuronal y reducir las secuelas.

Si no se libera rápidamente el vaso sanguíneo del trombo, empieza a morir el tejido cerebral afectado. 

La mejor estrategia para prevenir un ACV es tener un estilo de vida saludable y un adecuado control de los factores de riesgo vasculares (hipertensión, diabetes, alteración de lípidos, obesidad, sedentarismo, enfermedades del corazón). Una vez ocurre, la mejor estrategia es reconocerlo y consultad inmediatamente a un médico para establecer las medidas terapéuticas y de rehabilitación óptimas.