De pandemia a sindemia en Colombia: ¿Qué cambios debemos hacer?

Artículo por el Doctor Ortiz, Director General de la Clínica, para El Espectador

El 30 de enero de 2020 la Organización mundial de la salud tipificaba los antes conglomerados de pacientes con neumonía atípica causada por un coronavirus como epidemia y una emergencia de salud pública localizada en China continental. Posteriormente el 11 de marzo; Cariss Etiene como portavoz de la OMS reafirmaba la declaración del director de esta organización y explicaba que ya era una pandemia, en ese momento estaba afectando ya 114 países con 118,000 casos y 4291 muertos. Esta semana estamos en 189 países, 43 millones de casos y ya se superó el millón de muertos.

Posteriormente fuimos viendo como en una gráfica de guerra como el coronavirus invadía el mundo de oriente a occidente empezando en una lejana provincia de Wuhan, China donde se atribuía su desarrollo y contaminación al mercado público de la ciudad.

Los mapas mostraban en secuencia rápida y en cadena; como el invento de la China antigua: la pólvora el avance progresivo y con impotencia aparecía: Corea del Sur, Japón, Italia, Irán, España, Alemania, Singapur, Bélgica etc.

Aparecieron observatorios de la enfermedad alrededor del mundo, se empezó a estudiar a profundidad la biología del letal virus y cada día existía algo nuevo al respecto.  En temas de tratamiento como todos saben los virus no tienen medicamentos comprobados que los puedan destruir y esto implico miles de ensayos clínicos y estudios de compasión alrededor del mundo sin muchos resultados pues los muertos seguían creciendo.

La ventilación mecánica como soporte de la enfermedad grave se convirtieron en el “driver” que define la esperanza de vida a los pacientes que se complicaban en lo respiratorio.

Los elementos de protección personal fue otra variable en la atención pues marcaria la diferencia en las capacidades de poder atender a los pacientes tratando de controlar los riesgos.

La caída de la economía mundial, la desaparición de rutas de comercio, la extraña desaparición de la industria de la aviación, la fluctuación negativa del petróleo, el turismo: impacto todas las monedas mundiales y la recesión inesperada era un hecho. Los países perdieron 15 años en promedio de crecimiento económico en cuestión de meses, la pobreza volvió a niveles de décadas pasadas, la educación se virtualizó súbitamente, las enfermedades crónicas que ya estaban siendo controladas volvieron a crecer y genera morbi-mortalidad cambiando los perfiles epidemiológicos.

En Colombia el gobierno nacional ha generado muchas leyes para enfrentar la pandemia, apoyos a las empresas, protección en insumos, importaciones etc. En lo referente la salud se subieron las capacidades hospitalarias de sistema de salud y podemos decir con tranquilidad que no hemos tenido muertos por COVID por falta de recursos, se han crecido la capacidad en pruebas y diagnóstico y comparados con otros países medianamente hemos logrado enfrentar esta pandemia.

Ahora vemos con preocupación lo referente a nuestra cultura: los carnavales, las fiestas, las salidas a pasear, los encuentros familiares, las marchas políticas, el derecho a la libre protesta, la creciente migración de venezolanos reactivándose y hace preocupar de cómo serán las siguientes olas de esta pandemia.

Acá aparece un concepto que es la Sindemia: que designa una sinergia de epidemias que comparten factores sociales y que coexisten en tiempo y lugar, interactuando entre sí. Un ejemplo que venia antes de la pandemia podría ser la obesidad, cambio climático y desnutrición. Es una palabra con origen en el inglés: “syndemic” (synergy-epidemic). Pero más allá de la palabra y su traducción al español; este concepto entre otros aparece desde la perspectiva de la antropología médica como fue el caso en los años 90 Merril Singer quien empezó a publicar distintos estudios con esta orientación; uno de estos estudios (Singer, M. A dose of drugs, a touch of violence, a case of AIDS: conceptualizing the SAVA syndemic., 1996) donde realizó un análisis entre el uso de drogas, la violencia y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y describió esta asociación con las siglas SAVA. El concepto de sindemia proporciona una herramienta para entender cómo surgen los estados de salud de una población en distintas enfermedades con estas interacciones   y qué intervenciones de salud podrían ser más efectivas para mitigarlas. Otro tipo de relaciones se han ido describiendo como la que existe en inmigrantes pobre donde el estrés asocia la no adherencia y la descompensación de pacientes diabéticos.

¿Porqué ahora estaríamos hablando de Sindemia en esta pandemia?

En los Estados Unidos que ha sido el país con mayor número de caso reportados en el mundo; aunque el virus aparentemente no discrimina se ha visto que el grupo mayoritariamente afectado ha sido el afro-americano. Siendo el 13% de la población estadounidense; los afectados son el 30% de los caso de Covid lo cual muestra una incidencia del doble de la población blanca. Pero adicionalmente esta población sufre de mayor incidencia de enfermedades crónicas subyacentes como Hipertensión 57%, Obesidad 50% y diabetes 18%. Para empeorar estas relaciones el aseguramiento de esta población es irregular y genera entonces demora en el acceso al sistema de salud.

Llegando a nuestro contexto colombiano; estaremos definiendo nuestra realidad particular. La coexistencia del coronavirus en distintas regiones, grupos poblacionales, movimientos migratorios, pacientes con enfermedades crónicas, pacientes con aseguradoras de régimen contributivo y subsidiado, regiones dispersas, inequidad en coberturas, poblaciones de indígenas, la división política de los municipios donde cada alcalde define sus guías de manejo de manera particular, la reapertura de la economía y tantas variables que se cruzarán.

Cuales reflexiones estamos haciendo en los distintos campos: social, económico, político, psicológico, religioso, etc. Es decir que estamos adaptando según cada análisis, cada región, cada grupo humano y como el país reflexiona en esa realidad contingente que ahora estamos probablemente enfrentando una sindemia. Es entonces un horizonte bioético que nos debe permitir enfrentar ante nuevos dilemas, problemas para que no perdamos la prioridad de la dignidad trascendente de la persona humana que es lo que debe prevalecer en cualquier decisión y nuevas maneras de relacionarnos y desarrollarnos como país en estos momentos históricos. Por eso cualquier iniciativa de reforma del sistema de salud deberá aprovechar estos cambios asociados y dar las herramientas necesarias para cambiar el enfoque, favorecer los modelos de atención y lograr lo que todos queremos en nuestro sistema de salud que son los mejores desenlaces en salud para los colombianos ; ojalá logrando costo-efectividad en los recursos , experiencia del paciente y mejoramiento de la salud.