Conozca las principales preguntas frecuentes sobre los trastornos alimenticios, por parte de la psicóloga Aida Milena Casadiego de la Clínica Universidad de La Sabana.

1. ¿Qué es un trastorno alimenticio?

Los trastornos alimenticios enmarcan varias enfermedades crónicas y progresivas, de carácter psicosomático, y a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una complejidad de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y otros problemas relacionados con la aceptación por parte de otras personas.

2. ¿Qué tipos de trastornos alimenticios existen?

Las más comunes son: Trastorno por atracón: Es el trastorno en donde la persona siente periódicos deseos de ingerir alimentos de forma descontrolada, sin provocar el vómito. Bulimia: Trastorno de la alimentación que se caracteriza por períodos en que se come compulsivamente, seguidos de otros de culpabilidad con provocación del vómito. Anorexia nerviosa: Trastorno se caracteriza por un rechazo de los alimentos en donde se tiene aversión a la ingesta de alimentos, no se come, se pierde bastante peso y suele ir acompañado de vómitos provocados, y va acompañado de otros síntomas somáticos y psicológicos que afectan a la persona, en el caso de las mujeres, desaparición de la menstruación, problemas relacionados con la piel, anemia, entre otras.

3. ¿Cuáles son las causas de los trastornos alimenticios?

Existen varios factores, entre los cuales se destacan los psicológicos que pueden contribuir a los trastornos alimenticios, como la baja autoestima, los sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida, la depresión, ansiedad, enojo y/o soledad, las dificultades en las relaciones personales y familiares, la dificultad para expresar sentimientos y emociones, el haber recibido rechazo por el peso, algún antecedente de abuso físico o sexual, presiones culturales que enaltecen la figura delgada y rechazan el sobrepeso, definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras y normas culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas.

4. ¿Cómo se puede identificar si se sufre de trastornos alimenticios o que un familiar lo está sufriendo?

Un trastorno de la alimentación se caracteriza por anomalías en los hábitos alimenticios que pueden implicar tanto la ingesta de alimentos insuficiente o excesiva afectando a la salud física y emocional de un individuo, por lo tanto se puede detectar especialmente con la baja o el aumento repentino de peso, ausencia del periodo menstrual en el caso de las mujeres, problemas en la piel, anemia, perdida de sodio y potasio que se determina con exámenes de sangre. Desde el aspecto comportamental, cambios en el estado de ánimo, tristeza excesiva, aislamiento, entre otras.

5. ¿Cómo está relacionado los trastornos alimenticios con la autoestima?

Están estrechamente relacionados, todos los trastornos de la conducta alimenticia tienen en común el temor a la obesidad y el deseo de una imagen corporal perfecta, siendo esto reforzado por una sociedad que impone cánones de bellezas irreales a través de la publicidad con anuncios con modelos o famosas de delgadez extrema. Las (os) adolescentes especialmente, que están atravesando una etapa difícil en la que la autoestima aún está formándose, se sienten impulsadas(os) a seguir esos ideales pensando que corresponden a la normalidad y que si esas modelos pueden estar así de delgadas y alcanzar el éxito social, ellas (os) deben y pueden hacer lo mismo.

6. ¿Cuál es el paso a seguir cuando se identifica que se está sufriendo de un trastorno alimenticio?

Cuando se descubre un trastorno de la conducta asociado a la alimentación, lo primero que hay que hacer es consultar a un médico para hacer los exámenes de laboratorio que se necesitan, remitir a psiquiatría y psicología, al igual que a nutrición para hacer el seguimiento y poco a poco ir cambiando los esquemas mentales para ver la nutrición y la alimentación como necesarias para contar con una buena salud física y emocional. Es importante también la detección temprana y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado que son las mejores armas para combatir los trastornos alimentarios. Sin embargo, los expertos creen que es mejor prevenir su aparición, tanto en el ámbito familiar, educativo y social.

7. ¿Qué tratamiento hay?

El tratamiento se centra primero en mejorar los hábitos alimenticios y tratar que la persona tenga la ingesta necesaria en su alimentación, provocando el buen funcionamiento de las funciones vitales, centrado este aspecto en medicina y nutrición. En segundo lugar, con el trabajo desde el área de psiquiatría y psicología se tratan los problemas relacionados con la ansiedad, la depresión, la baja autoestima y la pérdida de control.

8. ¿Cómo se puede prevenir que ocurran este tipo de enfermedades?

En primer lugar hay que enseñar desde muy pequeños a los niños de la importancia de seguir hábitos saludables: que establezcan horarios de comida regulares, evitando saltarse las comidas y no comer a deshoras y que los padres estén presentes en dos comidas mínimo. De igual forma se debe rescatar que la dieta sea sana, equilibrada y variada, incluyendo todos los alimentos necesarios, evitando el dulce en exceso y las grasas saturadas. Es fundamental ofrecer verduras y frutas de forma variada. También se previene este tipo de enfermedades generando en los niños confianza, seguridad y amor propio, ya que estos son factores protectores de la autoestima. Por otro lado, se debe fomentar una buena comunicación dentro del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro y, de esta manera, sea capaz de buscar opinión y la ayuda de su propia familia cuando se enfrente a situaciones que le resulten difíciles o estresantes. Otro consejo es adoptar y mantener unos hábitos saludables que incluyen la práctica de actividad física y tiempos de descanso que favorezcan los hábitos de sueño y distracción, para el manejo de otros factores como son la ansiedad y el estrés.