Claudia Duque sufre de dolor neuropático crónico en su pierna izquierda. Esta enfermedad le produjo un trastorno ansiosodepresivo, agorafobia y terrores nocturnos. Charlotte, una golden retriever, es su fiel compañera y la ha ayudado a mejorar su salud.

Claudia Duque sufre de dolor neuropático crónico en su pierna izquierda, tras cinco cirugías de columna. Esta enfermedad le produjo un trastorno ansioso-depresivo, agorafobia y terrores nocturnos. Ha logrado mejorar su salud gracias a Charlotte, una golden retriever entrenada para ser una perra de servicio o ayuda viva.

“Charlotte depende de mí y yo de ella. Me ayuda al arrastre cuando estoy cansada de caminar, a subir escaleras y rampas; me hace detener si hay obstáculos o huecos que no he visto. Por otra parte, cuando me pongo ansiosa en espacios muy concurridos, me ayuda llamando mi atención, parándose en dos patas, dándome golpecitos o dando vueltas a mi alrededor. Normalmente no ladra, solo cuando me pasa algo”, dice Claudia.

Una ayuda viva es un animal entrenado para asistir. En Colombia, según el Ministerio de Salud, las terapias y el acompañamiento de animales no hacen parte del Plan Obligatorio de Salud por lo que las eps e ips solo los pueden recomendar al paciente. Para contar con un perro de servicio, el animal debe estar certificado por una escuela de entrenamiento. El proceso de adiestramiento comienza en los primeros meses de vida y tiene una duración de seis a ocho meses. Asimismo, el animal debe contar con un carné y estar vacunado contra la rabia, exento de parásitos externos y haber resultado negativo en las pruebas de leishmaniasis, leptospirosis y brucelosis. Además, debe llevar arnés y chaleco de identificación. El Decreto 1660 de 2003 indica que los medios de transporte público deben permitir el acceso de personas con ayudas vivas sin restricciones.

En Colombia, la accesibilidad de las ayudas vivas está definida en el Proyecto de Acuerdo 125 de 2008. La Clínica Universidad de La Sabana se adhiere a esta normativa y fomenta el uso de estas ayudas con un instructivo que determina los lineamientos dentro de la institución como parte de la Acreditación Internacional en Rehabilitación por la Comisión de Acreditación para Centros de Rehabilitación (carf).

Claudia ha podido contar con las facilidades de la Clínica para el acceso de Charlotte, al ser paciente del Proceso Interdisciplinario de Rehabilitación (PIR®), en el cual maneja el dolor crónico y su movilidad. “Los primeros días las personas se sorprendían al verme con ella, me hacían muchas preguntas, entonces se las presenté. Poco a poco la han ido conociendo y están prestas a lo que necesite, incluso, la Clínica cuenta con un espacio al lado del gimnasio de terapia ocupacional donde puedo dejarla mientras estoy en las terapias”, indica.

A pesar de la normatividad, en Colombia todavía se ponen limitaciones al acceso de las ayudas vivas a lugares públicos. “Hacen falta educación y conciencia sobre las ayudas vivas. Lugares públicos, como los centros comerciales, tienen barreras para dejarlas ingresar; el servicio público no cuenta con espacios para ellas y las personas no saben cómo actuar frente a ellas. Les recomiendo que, cuando vean a una persona con una ayuda vida, no llamen la atención del perro a menos de que el dueño lo autorice porque este se puede distraer y dejar de atender a la persona, y esta se puede caer o tener un accidente”, expresa Claudia.