Manejando del duelo desde el corazón

“Llegó con el corazón abierto para, en lo posible, brindar el consuelo oportuno y las palabras adecuadas”.

Suena el teléfono y desde la Unidad de Cuidados Intensivos, hospitalización o Urgencias llega el llamado a la asesora del paciente de la Clínica Universidad de La Sabana. En esta oportunidad, la llamada notifica que hay un paciente que requiere de acompañamiento al final de su vida.
Vilma Ruiz es asesora del paciente desde hace 9 años en la Clínica Universidad de La Sabana
Suena el teléfono y desde la Unidad de Cuidados Intensivos, hospitalización o Urgencias llega el llamado a la asesora del paciente de la Clínica Universidad de La Sabana. En esta oportunidad, la llamada notifica que hay un paciente que requiere de acompañamiento al final de su vida. La asesora Vilma Ruiz se acerca a él y se pone a su servicio con las siguientes palabras: “¿cómo se ha sentido hoy?, ¿Hay algo que podamos hacer por usted?. Sobre esta situación, Vilma dice: “Hablando con el paciente o con su familiar sobre su vida y familia, se construye un vínculo que hace el momento más llevadero”.
Vilma lleva 9 años con esta labor en la Clínica Universidad de La Sabana. La asesora del paciente está dispuesta a escuchar al otro: “el dolor me permite solidarizarme; cuando voy a hablar con ellos, llegó con el corazón abierto para, en lo posible, brindar el consuelo oportuno y las palabras adecuadas”, explica Vilma. Así mismo, en la Clínica se facilita que los pacientes puedan ser visitados por sus familiares. “Ese es el momento para reconciliarse, dar gracias a su ser querido, quizás pedir perdón, realizar propósitos y promesas. En caso de que el paciente no cuente con familiares que lo visiten, lo acompaño orando por su alma, agradeciendo su vida y su paso por este mundo en su proceso de reconciliación, mostrándoles que su paso por la vida es tan bello como lo puede ser la muerte misma porque vamos al encuentro con Dios”, resalta Vilma.
Cuando la persona ha fallecido, se da el espacio para que los familiares estén con ella, permitiéndoles manifestar sus emociones. Después de un tiempo prudente, la persona es llevada a la capilla de San José, un espacio diseñado para que se pueda realizar una última oración o la familia pueda acompañarlo hasta que llegue el carro fúnebre. “Queremos permitirle al otro expresarse, ser él mismo. Si quiere gritar, llorar o hablarle a su ser querido libremente puede hacerlo. Cuando no puede expresarse con palabras, se le invita escribir una carta”, menciona la asesora del paciente.
Su acompañamiento se mantiene en todo el proceso. Apoya en la priorización de la gestión administrativa y los acompaña hasta su salida de la Institución despidiéndolos con la frase “la paz del señor esté con ustedes”.
Cómo vivir el duelo
Lucia Cuellar, psicóloga, profesora de la Faculta de Psicología y experta en manejo del duelo, explica las etapas del duelo y cómo vivirlo.
El duelo se vive de una manera subjetiva, es decir, que no todos los duelos son iguales. La manera de asumir el dolor depende de varios factores, entre ellos están: la relación que tenía en vida la persona con el familiar, la forma cómo se han elaborado duelos anteriores, las creencias acerca de la vida y la muerte, la personalidad de la persona que está haciendo el duelo, el tipo de muerte. De estos factores depende también el tiempo que se llevará la persona en hacer el duelo.
Es importante reconocer y darle valor a los sentimientos que surgen por el dolor: tristeza, rabia y desubicación. Además, es importante saber que el duelo afecta todas las dimensiones del ser: la biológica, la psicológica, la social y la espiritual; por eso es normal que la persona tenga problemas de sueño, de apetito, de atención, de concentración, además de la tristeza, el llanto, el aislamiento y el cansancio físico
Se recomienda que la persona se dé tiempo y permiso para expresar el dolor y todos los sentimientos que surjan. Bloquear el dolor es dañino y puede causar enfermedades físicas importantes. Aceptar los sentimientos que van surgiendo es sano. Se aconseja que la persona abra canales para expresar lo que siente; la escritura y la pintura ayudan mucho. Es bueno también que la persona haga ejercicio como nadar o caminar para que el cuerpo libere el dolor.
Es importante tener en cuenta que no todas las personas pasan por todas y las mismas fases. La primera fase es la negación que es cuando la persona (no se logra aceptar la pérdida). La duración depende de la persona y los factores mencionados. Luego de esta fase, generalmente la persona pasa por una etapa de rabia por lo sucedido. La siguiente fase es de negociación, aquí la persona negocia con Dios o con la vida la pérdida. La última es de aceptación, elaboración y proyección.
Una sugerencia importante para las personas que viven el duelo es cambiar los hábitos que tenían con la persona que murió. Visitar nuevos lugares y hacer actividades diferentes.
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