Carrera por las vacunas covid-19: Un reto bioético para las personas y los gobiernos

Artículo por el Doctor Ortiz, Director General de la Clínica, para El Espectador

Quizás como un commoditie se han manejado las vacunas en nuestro medio; me refiero al escenario de pediatría cuando los niños se llevan a sus controles de crecimiento y desarrollo y paulatinamente se les van suministrando las vacunas de sarampión, varicela, poliomielitis, etc. Nunca nos preguntamos en dónde fueron fabricadas, cuántos años requirieron para su estudio y menos sus niveles de eficacia y  cobertura, entre otros aspectos.

En este momento es como ver a tirios y troyanos opinando de las vacunas para el Sars-Cov 2. De manera inusitada desde comentaristas deportivos, políticos de diferentes orientaciones, modelos y todo tipo de personaje están pidiendo alguna marca en especial, opinan sobre la logística de la misma y exigen ser los primeros en la fila para ser vacunados.

Esta situación merece una reflexión antes de dar credibilidad a tantos “expertos” que están saliendo a pontificar en medios de comunicaciones tradicionales y por las redes sociales

Empecemos por entender cuáles son las fases por las que debe transcurrir un proceso científico serio y dedicado; un proceso que se vale del método científico para lograr productos con eficacia y seguridad para los pacientes.

En este artículo dejo por fuera las góticas que el presidente bolivariano esta promocionado con bombos y platillos y que decidió bautizar con el nombre del siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, que sin tener injerencia en los procesos “científicos” del régimen venezolano, ahora ha sido asociado sin permiso alguno y sin autorización del uso de su nombre para tan sui generis poción. ¿Será que le van a dar regalías al beato José Gregorio por esta maniobra de mercado del ilustre presidente?

Los estudios de un medicamento o de una vacuna primero requieren estudios de factibilidad, de acuerdo con el tipo de molécula que se quiere sintetizar o producir, y luego saber cómo interrelacionará con el ser humano. Esto puede llevar entre 2 y 5 años.

Posteriormente se habla de los estudios preclínicos, que se hacen en algún modelo animal para evaluar su comportamiento en vivo, lo cual ayuda a los investigadores a reorientar o aclarar el proceso de la investigación, en la medida que ya se ven respuestas e interacciones de una manera real y no solamente a casos in vitro, que es la parte inicial. Estos estudios pueden durar hasta 2 años.

Después se presenta a la oficina regulatoria de el país correspondiente para que, basados en buenas prácticas de investigación con unos estándares aceptados, se pueda iniciar la prueba en humanos. Esta parte consta de tres fases: la primera busca saber si la vacuna es segura y, dependiendo de la presencia de eventos adversos, puede durar aproximadamente entre 1 y 2 años

La fase II evalúa la respuesta inmune en el grupo seleccionado de pacientes; este proceso puede llegar hasta 3 años.

Y la fase III, que quiere demostrar la eficacia de la vacuna protegiendo específicamente contra la enfermedad, pueden ser de 4 años.

Luego viene la aprobación por parte del ente de control y solo a partir de ese momento iniciaría la fabricación de las vacunas.

Estos diez años pueden representar unos 500 millones de dólares en todo lo que implica investigación, desarrollo y producción final.

Veamos, por ejemplo, cuánto se han demorado algunas de las vacunas más conocidas hoy día: varicela, 28 años; influenza, 28 años; papiloma humano, 15  años; rotavirus,15 años.  Como podemos ver es un proceso largo y dispendioso para lograr productos que permitan controlar de manera adecuada la enfermedad blanco de las investigaciones.

Actualmente hay 239 posibles vacunas únicamente para Covid-19 en fase preclínica, 45 en fase clínica y apenas 10 en uso. No significa que todas lleguen a la fase final, lo cual demuestra el complejo desarrollo de estos biológicos.

Lo que no sabe la mayoría de las personas es que, en el caso del Coronavirus, hay distintos tipos de vacunas, de acuerdo con su mecanismo de acción. Pueden ser entonces, de virus inactivo (polio, influenza), de virus vivo atenuado (sarampión, tuberculosis), subunidad proteica (hepatitis B); las basadas en ADN, que aún no han sido aprobadas para uso en humanos y las basadas en ARN, que son innovadoras, porque pueden acelerar su desarrollo.

En esta última categoría tenemos las vacunas para Sars-Cov 2 de las empresas Pfizer y Moderna, la de la Universidad de Oxford y la de Biomédica. Esto confirma la complejidad de todas las vacunas en desarrollo y lo difícil de opinar frente a cada una.

Países en desarrollo, como Colombia, generalmente no tienen laboratorios de desarrollo en ninguna de las vacunas, escasamente aportan pacientes para las fases clínicas; tampoco existen centros de fabricación de vacunas y no hay nexos en la financiación de estos proyectos de largo plazo.

Otro tema para evaluar es que aún no hay certeza del comportamiento de las vacunas en términos de inmunidad, eficiencia poblacional y respuesta a los cambios de mutaciones asociadas al coronavirus.

En nuestro país todos están opinando sobre cómo debería ser el acceso a las vacunas y su logística. El gobierno nacional ha presentado un proceso lógico, basado en la población de salud y pacientes con riesgos demostrados con asociación a la enfermedad.

Pero, ya estamos viendo grupos de minorías que quieren, por medio de la acción de tutela, ser vacunados primero. Además, las discusiones y presiones para que el gobierno entregue las vacunas de manera inmediata, como si la realidad fuera tan sencilla.

También, los corruptos estarán buscando intermediar para ofrecer vacunas a poblaciones que no estén en las primeras fases; otros intentarán robarse lotes de vacunas para poderlas ofrecer de manera fraudulenta; algunos se harán pasar como del personal de salud y, conociendo ciertos comportamientos, muchos trataran de ser diabéticos o hipertensos, sin serlo.

En fin, estamos en un momento en el que debemos entender que las vacunas son un alivio ante la pandemia, pero con lógica y visión estratégica debemos entender y acatar el orden establecido por las autoridades, pues se trata de salvar el mayor número de vidas y no emitir certificados de vacunas como si fuera un producto comercial que quiera satisfacer intenciones o necesidades particulares.

Es el momento en el que la sociedad debe apoyar las iniciativas del gobierno nacional para enfrentar y proteger los derechos de los ciudadanos. Debemos tener presente que es urgente mitigar el daño que nos está generando esta pandemia y el impacto económico que está produciendo tan inesperada realidad.

El covid-19 solo se podrá atacar en tres frentes: vacunas, tratamientos efectivos en desarrollo y las medidas de salud pública. Porque la vacuna de manera individual no tendrá propiedades mágicas. Lo que nos deberá convocar es la visión de la solidaridad como nación y la ética necesaria para asumir decisiones en favor de la mayoría y no de algunos pocos.