¿Cómo la migración afecta la salud mental de los venezolanos?

Yahira Guzmán, psiquiatra de la Clínica Universidad de La Sabana, habló sobre las salud mental de los venezolanos.

Violencia, represión, hambre, falta de dinero, entre otros varios factores han conllevado a la migración masiva de venezolanos hacia otros países de la región. Países como Colombia, Perú y Ecuador han soportado, hasta el momento, la llegada de familias enteras o desmoronadas buscando un mejor futuro en sus territorios. Esto ha conllevado un sinnúmero de situaciones y retos por afrontar como países receptores y también un desesperado llamado a la comunidad internacional para apoyar y paliar la 'crisis' migratoria en términos económicos y humanitarios.

A todo lo anterior se suman las secuelas que está dejando dicha migración en los mismos venezolanos. Dejar sus países, sus familias y enfrentarse a una dura carrera por sobrevivir en lugares ajenos, además de problemáticas como la xenofobia y la discriminación están causando en estas familias una variedad de secuelas mentales que podrían quedar de por vida, o incluso, desencadenar en otras consecuencias más graves.

"Cualquier situación externa que se perpetúe en el tiempo y que comprometa la calidad de vida de las personas, evidentemente causa sintomatología emocional. Estamos hablando desde que el paciente haga cosas adaptativas, como salir de su casa para ir a un país completamente distinto y exponerse a estar a un lugar que no conoce", aseguró a EL TIEMPO.COM Yahira Guzmán, especialista en psiquiatría y jefe de salud mental en la Universidad de La Sabana.

Según la experta, "enfrentar esas situaciones puede causar síntomas depresivos, de ansiedad. Hay que aclarar que no todos lo van a presentar pero algunos pueden tener mayor susceptibilidad".

Algunos de los factores que desencadenan problemas mentales en los migrantes son:

  1. Alteración del sueño: dependiendo del sitio no van a tener forma de dormir adecuada. Muchos acampan en el primer lugar donde se les permita o duermen a la intemperie en estado de alerta. Una madre, por ejemplo, es muy difícil que concilie el sueño teniendo a sus hijos al lado aguantando frío o bajo el peligro de que algún extraño les cause algún tipo de daño.
  2. Mala alimentación: La falta de comida, o incluso la alimentación no saludable se presentan comúnmente entre las comunidades migrantes, pues están sujetos a lo que se les brinde en el país receptor o incluso a no conseguir ningún tipo de alimentación. Esta situación también casa alteraciones en el cuerpo y en el estado de ánimo de las personas, e incluso puede cambiar el funcionamiento del organismo, que no tiene lo que requiere para realizar sus funciones normales, como pensar o movilizarse.
  3. Violencia: sea que la persona haya vivido un episodio traumático, o que tenga que exponerse constantemente a episodios violentos dentro de su camino migratorio, igual se va a ver afectado psicológica y afectivamente. Las secuelas de la discriminación o la xenofobia, por ejemplo, deben ser posteriormente tratados por especialistas.
  4. Explotación: la situación vulnerable en la que se encuentran las personas que migran como lo hacen los venezolanos por la región, los expone a convertirse en objetivos fáciles para proxenetas, explotadores laborales, traficantes de personas, entre otros.

"Todo esto de alguna manera contribuye a que las personas sean más susceptibles a desarrollar un trastorno depresivo mayor, a desarrollar trastorno de ansiedad, o en algunos casos, estrés postraumático. Dentro del espectro depresivo, pierden el gusto por las cosas y puedan a llegar a perder el sentido de la vida", añade la especialista en psiquiatría y jefe de salud mental de La Sabana.

Una imporante consecuencia de ello, según narra Guzmán, es que "pueden dejar de cuidarse, y probablemente de cuidar las personas que depende de ellos, si son papás".

Acabar con el estigma


"La gente suele pensar que una persona al cambiar de país su comportamiento va a ser diferente y que los medios que utilizan para subsistir serán violentos. Sin embargo, la violencia viene de trastornos biológicos que las personas tienen desde antes y que no se relacionan con la enfermedad mental como tal", analiza Yahira Guzmán.

Para la experta, además, "ello no significa que desarrollen una enfermedad mental y como consecuencia pongan en peligro a la comunidad".

Sin embargo, los estigmas se encuentran presentes entre los países receptores de migrantes, y las cifras, aún desconocidas pero evidentes para las comunidades, van mostrando cómo el número de venezolanos afectados mentalmente por las situaciones que tienen que vivir en su condición de migrantes, crecen cada día más.

"Yo pienso que por un lado tenemos que ser muy sensibles con lo que está pasando. Sí es importante sensibilizar al pueblo colombiano con lo que está pasando, a las autoridades estatales, para que podemos estar pendientes de la salud de estas personas", finaliza Guzmán.

Por su parte, en una entrevista al diario elperuano, la psicóloga de la Universidad Continental Karen Pérez, aseguró que "entendamos que el costo psicológico de la migración es muy alto. Implica desintegración familiar, cambio de ocupación, pérdida de estatus profesional, separación, adaptación a nuevos valores y costumbres, entre otros aspectos relevantes".

Según Pérez, "el ajuste de esta adaptación causa problemas emocionales y afectivos, como el conocido estrés ‘aculturativo’ o síndrome de Ulises que, con el tiempo, si no es atendido, puede generar desórdenes mentales en las personas vulnerables, como estrés psicosocial, aislamiento social, baja autoestima, duelo psicológico, depresión y ansiedad, fobias, violencia familiar, etcétera".

Una tarea conjunta

Por otro lado, para Guillermo González, experto en terapias de situaciones de resilencia, "el primer paso lo debemos dar los colombianos y tiene que ver con la empatía, con la capacidad de ponerse en los zapatos del otro y entender su realidad".

Según González, "en este momento los colombianos tenemos una sensación de bienestar, pero lo sentimos porque tenemos un punto de comparación que es Venezuela. Esto lo que crea es una dificultad de ser empáticos con ellos, pues no podemos reconocer nuestras propias dificultades y nos alejamos un poco de lo que les está pasando".

Sin embargo, el experto añade que la empatía sirve para poder entender y ver desde otro punto de vista la situación que están teniendo los venezolanos, pues nadie migra en esa situación porque quiere. Además, nos ayuda a entender que esto no tiene que ver con que seamos colombianos y ellos venezolanos, sino que todos somos latinos, habitantes de una región y compartimos muchas cosas.

"El primer paso lo debemos que dar los colombianos y tiene que ver con la empatía, con la capacidad de ponerse en los zapatos del otro y entender su realidad"

"Claramente no podemos resolverles la situación, ni hacer que todo vuelva a la normalidad. Pero sí podemos aprender a verlos de una manera diferente, a tratarlos con dignidad y a generar otro tipo de relaciones. La situación de ellos ya es lo suficientemente difícil, y la xenofobia, entre otros males, hace que ellos generen otras emociones negativas, sumadas a las que ya tienen que cargar", explica González.

Además, los expertos coinciden en que esta situación puede durar muchos años.

¿Cómo podemos ayudar? Guillermo González recomienda:

  1. Reconocer la incertidumbre. "Esto tiene que ver con reconocer la incertidumbre. Esa sensación de que no sabemos qué va a pasar, de que podemos morir en 5 minutos o en muchos años. Esa sensación lo que te dice es que todo puede cambiar en un instante. Te pone en un lugar de agradecimiento frente a las cosas que tienes hoy, porque no sabes si mañana las vayas a tener.
  2. No es una situación a voluntad: Nadie deja su trabajo o su país para ir a otro lugar a hacer otras cosas que no le gustan hacer. Si tú estudiaste una carrera, el lugar en el mundo que quieres ocupar es otro. Entonces se debe hacer el trabajo de entender a la otra persona desde el cuestinoamiento propio. ¿Qué le pasa a esta persona que viene desde Venezuela? ¿Qué está sintiendo acá, lejos de su familia? ¿Qué sería para mí el estar lejos de mi familia, de cierta manera obligado?
  3. Entender la decisión. Hay que confrontarnos y entender la difícil decisión que tuvieron que tomar ellos de venirse, no solo a Colombia sino también a Perú, a Ecuador, a otros países de la región. Esto nos hace dimensionar el proceso y ver las emociones que hay de por medio, la impotencia por ejemplo. Uno habla con un venezolano siente su impotencia, esa incapacidad de no poder hacer nada para cambiar lo que sucede en su país. También está la frustración. El qué sería de mi vida si estuviera haciendo lo que me gusta, si pudiera comer todos los días, si no tuviera que aguantar frío en la calle, si no tuviera que caminar kilómetros y kilómetros para llegar a un lugar en donde no sé si vengo a obtener lo que vengo a buscar. Se trata de pensar en qué me pasaría a mí en esa situación, ¿qué haría yo?
  4. Los niños, los grandes afectados. Durante los seis primeros años de nuestra vida es donde nosotros grabamos todos nuestros hábitos emocionales, con los que nos vamos a desenvolver en la vida. Los niños mirgantes crecen en una realidad bastante compleja, es similar a la de los pequeños que crecen dentro de una cárcel, su infancia transcurre entre muros y un ambiente difícil.

Por último, Yahira Guzmán sugiere que con los menores "es importante hacer una aproximación psicoterapéutica, a ellos les cambió la vida de un momento a otro".

Además, "sugiero campañas de sensibilización para nosotros, (para tener solidaridad con los venezolanos), y por otro lado campañas en detección de sintomatología para detectar síntomas en forma precoz (en la población venezolana) de manera tal que se eviten complicaciones más adelante", finaliza Guzmán.

Por: Carlos Reyes y María del Mar Quintana

Tomado de: El Tiempo - https://www.eltiempo.com/mundo/venezuela/como-esta-la-salud-mental-de-los-venezolanos-279624