¿Cómo funciona nuestro cuerpo cuando dormimos?


El sueño es una necesidad básica del organismo que permite restablecer las funciones físicas, metabólicas, cognitivas y psicológicas.
El sueño es una necesidad básica del organismo que permite restablecer las funciones físicas, metabólicas, cognitivas y psicológicas esenciales para el pleno rendimiento. Francisco Cuervo, neumólogo de la Clínica Universidad de La Sabana, cuenta cómo es este proceso: durante el sueño, se tiene diferentes etapas, tres que pueden considerarse superficiales y una profunda.
En la primera fase (de somnolencia), los músculos comienzan a relajarse, la respiración se vuelve regular y uniforme, y comienza a disminuir la actividad cerebral. Después de unos minutos, se progresa hacia la segunda fase, en la que la actividad cerebral se vuelve más pausada. Minutos después, se llega a la tercera, la del sueño profundo, en la que las actividades cerebrales son escasas y las ondas cerebrales son lentas. De ahí, se retorna de manera muy corta a la segunda para pasar a la fase de movimientos oculares rápidos.
Estos ciclos se repiten tres o cuatro veces y tienen una duración de entre 90 y 100 minutos durante la noche. Esta estructura lleva a que se puedan recargar o restablecer la energía celular y las funciones neurológicas, lo cual mejora las funciones cognitivas y físicas, así como la homeostasis corporal.
Los efectos más graves de no dormir adecuadamente son las repercusiones cardiovasculares, como la hipertensión arterial, la falla cardiaca, las arritmias, la enfermedad coronaria y la hipertensión pulmonar; y las neurológicas, como las alteraciones cognoscitivas. Por otra parte, aparecen afecciones psiquiátricas como la depresión, la demencia, los trastornos de ansiedad y el estrés post-traumático; asimismo, surgen consecuencias endocrinológicas, como la obesidad y la diabetes y oftalmológicas, como el síndrome de parpado flácido, el glaucoma y la papiledema.
HIGIENE DEL SUEÑO
- Ten horarios regulares para acostarte y levantarte.
- Adquiere buenos hábitos alimentarios: una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras. Evita las grasas de origen animal.
- Reduce o suprime el consumo de café, té y cacao.
- Practica algún tipo de ejercicio de relajación durante el día.
- Pasea a la luz del día, esto facilitará el aumento de la melatonina en la noche y, por consiguiente, favorecerá un mejor patrón de sueño.
- Crea un entorno apropiado para dormir: silencioso, sin artefactos electrónicos, en un ambiente oscuro y con temperatura agradable.
Foto de Mujer creado por Freepik.
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